El ácido hialurónico es un polisacárido, componente esencial de la dermis, cuyas propiedades son la humectación y la firmeza de la piel. Cuando envejecemos vamos perdiendo la capacidad de producción de ácido hialurónico, de forma que disminuye la retención de agua, se reduce el volumen y aparecen las arrugas.
Ácido Hialurónico
Estética profesional
Su uso en dermatología estética consigue los efectos de hidratación, reducir arrugas, surcos, depresiones, voluminizar y mejorar la calidad de la piel y cicatrices, a través de la bioestimulación. Son de duración variable y reabsorbibles.
Las zonas más comunes en las que se aplica son:
- Volumen labial y facial (pómulos).
- Contorno y comisura de los labios.
- Arrugas labiales o peribucales (alrededor de la boca)
- Arrugas perioculares externas (patas de gallo).
- Surcos nasogenianos (líneas de expresión que van desde a ambos lados de la nariz hacia la boca).
El ácido hialurónico previene la formación de radicales libres y por tanto del envejecimiento, alisa los pliegues subcutáneos y estimula la producción de colágeno, lo que prolonga el resultado rejuvenecedor. Entre sus aplicaciones se destacan: realce de los labios y pómulos, efecto de revitalización dérmica en cara, cuello, escote, manos, atenuar arrugas por flacidez o expresión y para reducir las cicatrices del acné.
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